Venezuela a la deriva

 

 

En el año 1993 el canal de televisión venezolano, Venevisión, transmitió un programa dirigido por la reportera Marta Rodríguez Miranda llamado “Cuba a la deriva”. En este programa se veía el drama de los balseros cubanos queriendo atravesar el mar para poder llegar a Florida y así escapar del infierno cubano.

En el día de hoy, este drama que vivía Cuba lo vive Venezuela, quizá en una medida más dramática y drástica por el tamaño mayor de la población y de la violencia en el país. Es posible que en algún país se transmita un programa similar al que vimos en el 93 pero teniendo a los venezolanos como protagonistas o víctimas.

La deriva de la democracia

El día 6 de diciembre, la tiranía socialista de los cubanos que dominan Venezuela, decidió hacer unas elecciones en las cuales no hubo una participación libre. Era un circo donde participó el partido del régimen y luego la supuesta oposición estuvo conformada por miembros del PSUV vestidos con camisas de otros colores. Fue un carnaval tiránico. De forma obvia, esta elección fue irrita y no tuvo reconocimiento internacional.  

Por otro lado, el grupo que conforma la alianza de partidos que apoyan momentáneamente al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, decidió llamar a un evento que permitiera medir en tres preguntas el rechazo que hay hacia el régimen. Para participar en la consulta se podían usar cuatro métodos: en persona, a través de la página web, por una app llamada VOATZ y por Telegram. El hecho de que se usasen estos métodos, hacia que la consulta perdiera fuerza y fuese más, una especie de encuesta popular.

Otros temas que pasaron bajo la mesa, fueron los siguientes: la aplicación VOATZ se ha utilizado en EEUU sólo para contar votos de pequeñas poblaciones, es decir, su capacidad es pequeña. Además, en una elección fueron hackeados por un grupo de estudiantes universitarios. Hay que recordar también, que la aplicación de Telegram es rusa, esto pone en duda su uso ya que Putin es aliado del régimen. Otro dato, se estaba usando el padrón electoral del CNE, no se estaba usando ninguno aportado por la sociedad civil. No hubo una oficina de calidad para afinar estas cuestiones, sino lo único que se aseguró fue que se garantizaba el secreto de la participación.

En la preparación de esta consulta hubo mucho desorden. Los integrantes de la mesa organizadora eran personas que no gozan de confianza ni de credibilidad, uno de ellos fue Emilio Graterón, recordado por su nulo desempeño en la Alcaldía de Chacao. Luego habiendo pasado dos días desde que se convocó la elección, no funcionaron ni la página web ni la aplicación VOATZ. En los últimos días se solventaron los problemas pero se sabe que la mayoría usó Telegram y los instrumentos de seguridad de esta aplicación no eran estrictos, pudiéndose incluso votar con cédulas de fallecidos (Se usó un REP de algunos años).

La deriva de los resultados

Los resultados llamaron la atención porque se tuvieron dos: uno que llegó el mismo sábado y otro con el 100% que llegó el día domingo por la noche. De estos resultados, al día de hoy no se sabe con certeza cuántos fueron los que votaron en el exterior, cuántos lo hicieron por plataformas digitales y cuántos lo hicieron de manera personal ya que el único resultado que arrojó eso fue el primero. ¡Ni siquiera hay un resultado de cuántos votaron sí y cuántos votaron no! ¡Ni siquiera hay información alguna en la página de la consulta!

El resultado final arrojó que unos 7.548.375 de personas opinaron en esta consulta. Pero para hacer un análisis certero, vamos a fijarnos en los resultados del sábado y veamos los votos en el exterior. Estos votos corresponden a 844.728 almas. Sabemos que la diáspora venezolana ronda en los 6 millones de personas, que se puede llegar a intuir que el 90% tienen una opinión negativa de la tiranía castrista criolla. Esto es algo que da qué pensar, así como el hecho de que el resultado total fue menor en cien mil votos al de la consulta popular del 2017.

La apologética de la MUD alega que las condiciones fueron muy difíciles, pero todos sabemos que los problemas eran los mismos que los del año 2017.  Ciertamente en aquel año había una mayor movilización, así como una menor diáspora. Sin embargo, las condiciones para emitir el voto en el 2020 eran mejores que las del 2017, ya que hubo varios días para hacerlo de forma online, se podía hacer incluso desde otro móvil, podías votar tan solo enviando la foto de tu cédula a un amigo o persona de confianza. Aún así, no se entiende el por qué no se espero para hacer una consulta mejor planificada, que permitiera movilizar a la diáspora para garantizarse al menos 5 millones de votos más otros cinco en el territorio nacional y haber mostrado al mundo que eran más de la mitad de los inscritos en el REP que están en contra de Maduro.

Los resultados en porcentajes son los siguientes: del total de inscritos en el REP, tan sólo un 36,4% participó en la consulta y de la población total de venezolanos apenas un 24,48% se manifestó en este evento organizado por la MUD. Es decir, los llamados radicales, ni-nis, desilusionados y gente que quiere una salida de la situación son la mayoría.

Esta última afirmación tiene que tomarse con pinzas, ya que tampoco debemos olvidar que la abstención ha sido mayoría en Venezuela desde el año 1999, siendo posteriormente imposible de medir, debido a los constantes fraudes electorales hechos en Venezuela desde el año 2004 a nuestros días. Se piensa que el padrón electoral venezolano debe estar adulterado en unos 3 millones de personas inexistentes, siendo realmente la población del país en torno a unos 28 millones de habitantes. Claro en las estadísticas es importante que se refleje que la tasa de natalidad es alta, lo cual es una incoherencia en un panorama de hambre y desolación. Esto se pudiera medir por los abortos clandestinos que seguro han sido muchísimos, pero obviamente la estadística en los hospitales está prohibida.

Por lo tanto, con un CNE depurado, el número de votantes sería de unos 17 millones, de los cuáles la oposición tradicional contaría con unos 7 millones de votantes (tomando la consulta popular del 2017), los pro-Cuba tendrían millón y medio de votos y tendríamos unos 8 millones y medio que no se manifiestan a favor de ninguno pero que seguramente quieren una mejora de las condiciones de vida que hay en Venezuela. De estos 8 millones y medio, seguramente unos 4, representan a una población que nunca va a votar. Así quedarían unos 4,5 millones que no se movilizaron en esta elección y que quizá comparten el camino de terceras vías, de radicalismos o sencillamente ya no les importa lo que sucede en el país. Mi hipótesis es que de este último número, la gran mayoría está en el exterior del país.

Deriva de la estrategia

Ahora ¿fue una pérdida la consulta? Considero que no, porque dejó evidencia que dentro de la gente que se mide electoralmente, la oposición tradicional tiene más gente. Además se dejó una constancia de que se rechazaba la elección del 6D patrocinada por el régimen castrista. Créase o no, en política los hechos simbólicos tienen peso tanto para ejecutar acciones políticas como para dejar constancia a la historia de que el régimen no tiene mayoría. No obstante, según varios expertos, el resultado real de la consulta es mucho menos del informado el día sábado, sobre todo por la gran discordancia que representaba que la mayoría de los votos fueron en persona cuando debió haber sido de forma online. Aún así, el resultado no debe ser muy lejano del informado el día 12 por la noche.  

La oposición no debe estar saltando en un pie porque si son realistas verán esto que estoy contando. Si se llenan el pecho de orgullo y toman esto como una ganancia pues en el futuro les pasará factura. Tan solo hay que ver cuál es la tendencia de las noticias y todas están hablando de los muertos en Güiria, es decir, se desvía el tema y hablo de los medios opositores, entiéndase NTV24 y El Nacional. El hecho que Guaidó convocó la protesta para el día 5 de enero y no el mismo lunes después de los resultados, es algo que pone de manifiesto que la cosa no pinta bien para los asambleístas. Aún así, espero que en el futuro haya un planteamiento mejor de la oposición y que sea incluyente, no excluyente, así como radical en cuanto a los objetivos que se coloque. Hay que sacar a Venezuela de la deriva y llevarla a puerto seguro.


Comments

Popular posts from this blog

About Mad Men

Sin bandera

Aquel blues de antaño