Aquel blues de antaño

 
La arrogancia de creer que lo sabemos todo y que el pasado nada nos puede decir, es un mito que hay que derrumbar. Escuchando la música del pasado vemos que estamos en retroceso. Hay que dejar un poco la música del día a día y volver a aquel blues de antaño

 

Conocer una cultura es mucho más que leer algún libro de historia o ver algún documental en youtube. Lograr dicho objetivo necesita que nos acerquemos a lo que era aquel tiempo, revisar lo que produjo esa civilización, analizar la forma cómo se vivía, ver sus defectos, sus cosas negativas, así como descubrir sus avances con respecto a su tiempo y no tratar de entender cómo se pensaba sino tan sólo deducir lo más obvio, para evitar juzgar el pasado según nuestros parámetros. 

Para entender el mundo de la primera mitad del siglo XX en los países industrializados, tenemos que observar numerosos rasgos, entre ellos el de la vestimenta. En aquel tiempo destacaba la elegancia de los trajes y prendas que se usaban en el día a día, lo cual muestra a una sociedad que se jacta de ser trabajadora y que tiene como modelo al oficinista. El buró se convierte en el lugar donde sucede la magia, donde se desarrolla el capitalismo, donde el comercio se expande. Se construyen miles de edificios para albergar oficinas y tiendas. El consumo domina las preocupaciones cotidianas.

Comprender como se vivía el ocio nos introduce en el mundo del casino, el cual era la discoteca de nuestros días, donde se derrochaba el dinero y se retaba a la suerte. Muchas fortunas se perdieron en estos lugares. Pero el casino fue mucho más que eso, era el lugar de socialización, de diversión, donde sonaba la música de aquel tiempo la cual reproducían en vivo diferentes grupos musicales dirigidos normalmente por cantantes guapas o algunos solistas que buscaban la fama en los escenarios. En este ambiente se reunía la clase alta y media de aquella sociedad, dejando los bares para las clases trabajadoras. Hay que resaltar que la ingesta de alcohol para aquel momento era muy alta, así como también era común la costumbre de fumar dentro de los locales.

Con las dos grandes experiencias bélicas, la conquista social femenina expandió sus horizontes, pero no por consecuencia de la protesta sino al ponerse en evidencia que la mujer podía hacer gran parte de los trabajos que hacían los hombres. La industria quedó vacía ya que la guerra recluto a la mano de obra masculina y las mujeres tuvieron que ocupar estos espacios. Un filme famoso, A league of their own, muestra cómo surgieron ligas femeninas de calidad en el Baseball de aquellos años. Es interesante observar cómo una situación de extrema gravedad generó que se rompiesen parámetros y que en cierta medida, se avanzase a nivel social.

Si queremos analizar la música, tendremos que dedicar horas y horas para poder desentrañar lo que se movía por aquel tiempo.  Enfocándonos solamente en el blues y jazz podemos percibir los grandes temas de aquel tiempo: la melancolía, la alegría, el amor y lo banal

En lo melancólico observamos una sociedad que cree haber tocado lo más alto pero aún así esto no le satisface, idea que podemos sentir en My Way de Frank Sinatra. Por otro lado, lo alegre de la música derrocha positividad, expresa júbilo, es un mundo donde el mañana existe y es aún mejor que el hoy. Las canciones de amor son provocativas en el sentido que se pide al hombre que se atreva a declarar su amor, a su vez, encontramos también el típico drama de los corazones rotos. Todo lo descrito hasta ahora es expresado con elegancia y en un lenguaje muy correcto como lo apreciamos en Killing me softly with her song de Perry Como. En el mundo francés escuchar Edith Piaf es un bálsamo para los oídos e induce a imaginar París como la ciudad que era para aquel momento, la capital del arte. Lo banal de la música es lo más común, pero no llega a ser muy superfluo sino busca ser divertido y atractivo.

A pesar de ello, tampoco hay que idealizar el pasado porque todas las épocas tuvieron algo negativo y en este caso, el racismo fue algo común e incuestionable en esta sociedad, lo que generó una división despreciable y un predominio de unos sobre otros. En dicho tiempo tampoco hubo la conciencia de estar en un mundo global, sino cada país era una parcela de territorio, dentro del cual se odiaba al vecino y la violencia imperaba dentro del día a día de aquel tiempo. La diplomacia de aquel tiempo hablaba en ultimátums y tratados de rendición que no garantizaron la paz. El genocidio hizo su aparición así como la destrucción masiva.

En el día de hoy las cosas son diferentes, contamos con mucho avance tecnológico además la diplomacia ha hecho que las guerras no fuesen numerosas, así como también, el desarrollo económico ha hecho que las poblaciones sean más celosas de la paz. Tal vez nos hemos hecho más sensibles en diversos temas y esto en cierta manera genera el querer cambiar el mundo en muchos aspectos diferentes.

Sin embargo, la sociedad se ha masificado tanto que parece ser que las cosas se tienen que hacer simples: la música, la comida, las explicaciones de los periodistas en la televisión, incluso, los titulares ahora sustituyen a la noticia en sí y un like en una red social es un lenguaje secreto pero directo. En nuestro día a día, hay un flujo mayor de la información que hace que alguien sepa lo que está pasando a miles de kilómetros de donde esta. Pero esto no se traduce en una mayor reflexión y empatía sino en la aceptación incuestionable del contenido proveniente de las fake news. Increíblemente las personas tienden a repetir las noticias sin sentir la necesidad de contrastarlas, teniendo a mano el mundo infinito que representa el internet, por lo que la voz de un medio puede llegar a convertirse en dogma.

Esto hace preguntarnos ¿Será que estamos en una edad oscura del pensamiento? Somos la sociedad del oxímoron, con el más grande avance científico jamás visto pero con un gran atraso cultural, hecho que puede traer repercusiones a futuro tanto en lo político como en lo económico. Quizás mirar atrás nos haga ver todo lo que hemos avanzado pero también las cosas buenas que hemos apartado. Deberíamos dejar de pensar que lo tenemos todo y acudir al pasado de vez en cuando ya que de él podemos obtener muchas respuestas que en el día de hoy no poseemos.

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